jueves, 17 de enero de 2013



En horarios en donde el sol está escondido confirmo una y mil veces que debería existir un mecanismo de archivo, en donde viejos historiales o antiguas fotos no puedan ser vistas a menos que el propietario se encuentre en ese gran momento en que sabe defenderse, sin lastimarse, del pasado y sus rincones. Porque nadie me manda a ordenar viejas carpetas, leer gastadas palabras y recordar hasta el mínimo detalle insignificante que hacía a los días. Ya bastante tengo con la calle, con el bondi que sigue con el mismo recorrido, ese que me desfila bajo una ventana que a veces nos vió amanecer, suficiente del transporte azul, del perfume que no tiene nadie y está en todos de repente, hasta unas manos que pocas veces se encontraron con las mías pero que hacían al instante un momento delicioso. Basta de encontrarte cuando muero saltando entre una marea de gente al ritmo de un desahogo rock and roll. Y cuando no pasa nada de eso, yo sola nado contra mi corriente y vuelvo a revisar una y otra vez las letras, los días, ya no se si buscando errores, quizás sólo sonriendo como antes. Parece que cuando más decido olvidar ciertas cosas, más aparecen, la radio tiene un complot en contra de mi memoria, no hay mañana que no corra una maratón contra el dial para hacer caso omiso a un tema que gustaba para dos. Es ridículo, pero ni siquiera quiero saber si estas despierto, supone el comienzo por no encontrarte en una búsqueda por intentar olvidarte. No tiene sentido, ni las idas y venidas, ni las vueltas en redondo, ni seguir mirando de reojo sonriendo para aplacar el orgullo que se pelea a las trompadas para dejarse mostrar. Esto nos quedó lejos.. y yo no me quiero sentar a esperar.


auch.

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