diario berreta.
domingo, 13 de enero de 2013
A veces nos tocan posiciones difíciles, algo inesperadas sobre como pararnos frente a las cosas. Hoy no me rima nada, no comprendo nada quizás. Es como si fuera un constante torbellino de estados, en donde se mezclan decisiones terminantes, propuestas de dormir olvidadas y unas ganas locas de encontrar el botón de stop por un ratito. Ya no entiendo mucho, y no tengo nada planeado, porque cada vez que me dedico a programar las distintas futuras situaciones no me decido nunca antes de poder acertar. Cambia todo rápido, el panorama vuelve a ser diferente y novedoso, y quedo inmóvil, con la primera respuesta a flor de boca, esas que uno debería querer frenar y pensar antes de pronunciar. Todavía no logro deshacerme de mis malos hábitos, el recurrente escape para no tener que hablar, la sonrisa falsa que evita el preguntar, pero pienso que me gustaría tener algo más de valor, coraje de borrar lo que ya no me sirve, dejar de revisar lo que ya pasó, no esperar depender de una decisión ajena sin antes decidir yo, desechar esa agria sensación que me inunda cuando no se animan a decirme que no. Yo me canso fácil de las cosas, eso no puede ponerse en duda, pero creo que este péndulo constante de si y no entre las cosas me provoca alejarme, me irrita, me aburre y me ofusca. Mañana es un nuevo día y yo realmente no se que voy a hacer, no se que me va a interesar, no se si tengo tantas ganas de escuchar. Quizás todavía no encuentro el equilibrio que tenía, es probable que necesite de algunas otras medicinas, pero a ninguna de ellas las veo cerca, no son lo que me rodea, no están donde pareciera. Creo que entonces el consejo para el otro es: no me canses, porque ya estoy bastante cansada sin ayuda de nadie, con la colaboración de afuera llego al hartazgo. Pero si llego ahí, menos puedo adivinar mis impulsos, menos frenar mis palabras, mucho menos apaciguar las miradas. Es agotador siempre el mismo punto de vista, yo me pierdo si sigo en la misma, no quiero eso. No se lo que quiero pero eso seguro no es. No se, ya veremos, habrá que esperar el movimiento del cielo y vivir, sea lo que sea que decidamos y a donde nos lleve la marea, juntos, separados o equidistantes, caminando nuevas vías o entre las mismas paredes.
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