miércoles, 21 de noviembre de 2012

Extrañar no es broma. Duele.
Creo que cuando me lo decían no les creía, supuse que sería exagerado pensar que el recuerdo podía doler, o incluso apoderarse de las voluntades de uno, pero hoy veo que fui ingenua. Porque extraño y recuerdo a montones, incluso cuando me encantaría no hacerlo, pero me resulta inevitable. Subo al subte y hay alguien con tu remera favorita, camino por la calle invadida de tu perfume, estoy en un bar y escucho tu risa. Y lo peor de todo eso, es el momento de conciencia, en el que la ilusión incontrolable de creer que sos vos, que tampoco me garantiza la felicidad porque realmente no se que haría, queda destruida al ver que fue un artificio, un juego perverso de mi memoria. Al principio me río, me siento tonta por encontrarte donde no estás, pero después me brota un poco la tristeza, la bronca, la resignación. Sigo sin entender muchas cosas, no se absolutamente nada del futuro, no se si tengo ni siquiera ganas de intentar, pero se que cuando todo parece feo, gris, o absurdo me voy de viaje a tu lugar, aunque ya no pueda volver. 
Por eso no le tomo el pelo al recuerdo, porque no puedo, porque es muchísimo más grande y poderoso que yo, que me siento diminuta cuando intento darle batalla. También me siento estúpida, no lo niego, y aunque quizás es normal, tampoco es broma imaginar tu maravilloso presente ahora que todo esta en orden, en el mismo aburrido y seco orden en que tenías tus asuntos acomodados. Okey.. quizás a veces siento bronca, o impotencia? no lo sé, la verdad. No es nada barato que cada pedazo de ciudad tenga algo tuyo, sabiendo que es un momento, que es por un tiempo, que siempre existe la posibilidad de que otro venga y se adueñe de tus distinciones. Yo finjo que no me molesta, que por más que te encuentre entre algunas conversaciones, modos de ahorro o transportes, eso no me afecta, aunque me afecte sentirme afectada.
 No quiero acostumbrarme a recordar, quisiera dejar ese maldito vicio. Pero cuando creo que no lo estoy haciendo, me encuentro en el living, a pies descalsos, sola y de madrugada, cambiando el dial de la radio porque te vuelve a traer en el tema pegadizo, por justo le dedicaron un tema a alguien como vos, y caigo en cuenta de que no me escapo jamás de mi misma. Y aunque todos creen entender, o conocer, creo que nadie sabe nada, y tampoco me importa. Como ni siquiera me importa si esto rima, se comprende, aburre o causa risa, no me interesa, me excede de mi, es sólo un pensamiento de noche que mañana olvidaré.. que ilusa, uno nunca olvida nada. No sé, tengo mis dudas, pocas certezas para ser sincera, pero ahora me sale decir que extraño, y que sé que quizás no vale la pena, pero me respeto el sentimiento, me lo banco, extraño, sea poco o mucho, sabiendo que no se nada y se todo.. y éste quizá sea uno de mis grandes defectos.

No hay comentarios: