No me cuesta verlo en los rincones, encontrarlo en mis cajones, apuntando el dedo a la llaga que no insiste en cerrar. El fantasma se acomoda, se asienta, y sin parpadear, despliega su papiro de romances que siempre suele terminar. Adjudiquemos a la maldición la responsabilidad, el turbio miedo y la fatalidad, olvidemonos por un instante del semblante de la cobardía y la inteligencia con la que te sabes excusar. Sólo manos para marcarte en el rostro que nunca te vas a perdonar, por la estupidez cometida, por la falta de originalidad, no soy yo la que te juzga, es tu tiempo y tu final. ¿Qué sería de los hombres sin sus recuerdos? ¿Dónde abandonarlos y darlos por muertos? ¿Cuando es el instante en el que olvido y eterno se funden en silencio desdibujando lo que dejamos atrás? Las respuestas al interrogante de lo que vimos sin saber mirar. Sólo polvo de estaciones, sólo copetines en un bar, delivery de nuevas caricias y nuevos besos para andar, aprendiendo despacito que uno nunca se termina de enamorar, que nos basta el suspiro de un ángel para que todo quede detenido en su lugar.
Si, confieso que a veces extraño.
1 comentario:
Uff gran texto.. y potenciado de casualidad por el tema que estaba escuchando...
Leelo con el tema Videotape de Radiohead
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