jueves, 3 de junio de 2010


Estoy jugando en el primer vagón, y he llegado a envidiar tu suerte de varón, hoy como todos los días paso por debajo de tu cama y son tus pies los que me aplastan. Sigo inventandote canciones y escenas, fabrico tus mil caras en la arena y mientras moldeo tu sentimiento en arcilla, le serví unos amargos a lo no sucedido y comprendo que todas las espaldas se transforman en tu sombra que es tan invensible que no existe luz que la apague. Son esos días en que me engaño conformandome en saber que estás a salvo y contengo el espectro de colores que emana alguna parte de mi cuerpo, ese que suplica a borbotones e hirviendo que apagues el incendio que de frío esta helandome el corazón, donde esta daga que me apunta no puede amenzar, pero es de nuevo y sin pensar que recaigo en las avenidas, y mientras imagino tu perfume voy eliminando los rastros de mugre que él no supo limpiar. No te confundas y procura no mirarme torcido, yo no estoy vencida ni aun enlatada y si eso algún día pasa, el vencimiento lo pone tu sello. Por lo pronto, guardo esta ilusión en el bolsillo y me dedico a jugarte, más que apostarte y ganarme un silencio no puedo perder..

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