Es como estar en el medio de una neblina, esas que te humedecen la cara y te pierden un poco. No se para que lado es el este u oeste, pero ya no se si importa ubicar, hoy parece que menos me entiendo y ya no reflejo lo que necesito de verdad. Sólo se que me aprietan un poco los aires en los que vuelo, que me empuja la innecesaria maldad de una vez más preguntarme lo que me agota imaginar. Tengo la sensación y certeza que ya estuve por estos costados, merodeando por el lateral de la celda en la que yo misma me encerré, sería útil saber donde deje la llave del candado molesto que se encarga de recordarme que la salida es resolver para respirar. Quizás pase la mitad del tiempo no entendiéndome, otra parte burlándome y una pizca de segundo respetando que tal vez sea así, pero ¿Cómo uno vuelve a sus bases, a encontrarse con lo que es uno realmente si todo parece difuso y obtuso? ¿Dónde es el punto exacto en que el alma se libera y no teme dejarse llevar, incluso con todo el riesgo y las reglas del jugar? No es agradable estas ganas de gritar cuando el envase no te deja liberar, cuando el cajón que venía aguantando se empieza a desfondar.
abismo.
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