miércoles, 28 de diciembre de 2011

café cor ta do

Madrugada. Clima templado. Sin repetir y sin soplar jugando a buscar recuerdos insignificantes. Nada. Todos significativos. Todos tuyos. Todos míos. Maldita sea la memoria que cuidadosamente te selecciona. Ruido de auto que frena en la calle. Vecino que se baja peleando con su novia. Todos pelean. Ya nadie parece quererse ¿Será fin de año generador de las crisis? Quizás. La novia calla a mi vecino con un beso. Ahora se reconcilian. Es un buena solución, lastima que a mi no me dejas. Mi perro suspira. Ahora sueña. Se despierta. Me mira. Parece que me guiño un ojo. Le devuelvo una sonrisa y una caricia. Ahora se apoya en mi pie y me usa de almohada. Él siempre me va a querer, despeinada, contenta, triste, coqueta, es incondicional. Se durmió de nuevo. Vibra el celular. Movistar. Nunca vos. No, no quiero duplicar mi recarga. No, no quiero participar de un sorteo por un auto. No, no me interesa tener 300 mensajes de texto de regalo. Nada de lo que puedas darme, compañía de comunicaciones, puede servirme en este preciso momento. Ni siquiera que hagas llegar a mi el mensaje que espero. Porque cuando llegue voy a volver a verme envuelta en el tira y afloje en donde siempre termino perdida. Bueno, dale, mejor mandalo. Dale, hacelo llegar. Te dije que sí, man, envialo. Okey, hace lo que quieras. Ves? encontré un nuevo responsable para justificar tu olvido, la empresa! Tonta. No justifiques. No está. Miro por la ventana. Dos estrellas. Ganas de irme al campo donde las estrellas se ven de a miles. Ganas de encontrar luciérnagas y jugar a atraparlas con un frasquito vacío. Después soltarlas, no soy nadie para apoderarme de su luz. Bueno, vos tampoco eras nadie para llevarte la mía. Yo quería compartirla. Terco, nunca accediste. Nunca accedes a nada. Tampoco dejas llegar. Me ofusco. Resoplo. El sahumerio se terminó de consumir. La ceniza que cayó fue imperceptible. Muchas cosas lo fueron. Muchas cosas lo son. Pero aunque no quieras yo veo tu temor. Lastima que me es imperceptible tu sonrisa. Antes me gustaban tanto. Eran mi regalo favorito..

2 comentarios:

Santi dijo...

De repente fue como sentarme a ver una pelicula de tu mente mirando hacia fuera en un bar o en tu casa... muy bueno

Maru dijo...

en casa!