viernes, 12 de agosto de 2011

Parece una especie de castigo, alguna maldición, la que te facilita el camino, te guía sobre mi destino y logra filtrarte entre la conversación. Es que tu cara, tu risa y tu nombre se viven apareciendo, logran callarme enmudeciendo cada centrimetro de fe, cada particula de ser ¿Qué es lo que te amarra y no se disuelve? una respuesta desfigurada se va hundiendo en la taza de tu café, hoy decis quedarte con la sensación de lo incorrecto y con el sabor de lo maleducado, jurando cosas que nunca podrías haber apreciado. Me despego de la soga, ya no le temo a ninguna estaca, no hay mas cielo que ennegrecer y no hay mas tierra que quede sin deshacer. Que aparezcan los fuertes vientos, que se limpie la brisa de vos, que no quede rastro de tu paso, y mucho menos de sensación. Se cierran los portones, se clausuran las ventanas, pero no sin antes aprender, y con desmedida gana, que lo más equivocado a veces es acertar. Ya veremos quien soporta más la espera de lo que nunca ha de llegar, si se hace eterno el grito de una bronca que no supiste soltar, si por primera y única vez te ves reflejado en lo más tenebroso de tu oscuridad. Nuevamente desde este lado de la orilla, mi mano se despide de tu miel, nos veremos en la ciudad de los conocidos finjiendose por conocer.



lluvia y tormento.

1 comentario:

Santi dijo...

LA ultima frase, una genialidad...

Segui escribiendo siempre :)