aprender a no mentirse a uno mismo..
domingo, 17 de julio de 2011
Precisas un nuevo beso, un momento de tranquilidad, un ausente a esta calma y tomandome de la mano me introduces en la desgracia, en el mismisimo momento en que mis ojos perdidos se cierran y dejan pasar solo un hilo de tu luz, estrellando y luchando por el mejor lugar sin acomodo, donde codo a codo nuestros labios borrachos se dignan a luchar. Caen cristales, se rompen ideales, se tizna todo con una nube de falsa posibilidad, de encuentro subjetivo, un breve recreo a nuevos permitidos, donde los reclamos, las explicaciones y los deberes no encuentran sitio para sentirse bienvenidos. El gusto de lo (quizá) prohibido, lo que una noche nos anestesió y nos tumbo hasta llegar el sol, que concluyó por bañarnos en la verdad que hoy somos, arrancándonos cualquier motivo o excusa que diga que no. Es el frío repentino lo que te genera pánico en esa soledad, el saberte solo aunque siempre estes acompañado, la maldita costumbre a conocerse todas sus caricias, a predecir con una cruel exactitud en que parte de tu piel desembocan sus besos, y mareado entre el licor y los altibajos del autoestima, llegas a pregonar el mismo circo en el que nunca te interesó participar. Si se te conoce como gran equilibrista, artista de riesgo con algunas caídas, es irremediable el deseo de la otra posición, el buscar aún conociendo lo imposible de encontrarse protegido entre dos brazos que se funden en un mismo abrazo compungido. ¿Qué pasa cuando se comete el error mas dulce? ese que te lleva a la contradicción constante, el que no permite arrepentimiento, el que alienta a caer ante lo pecaminoso, subir y bajar entre momentos rebalosos, con la total conciencia de que deslizarse se transforma en el viaje mas sincero del camino, que no llega nunca a ser desalentado por el invierno, la opiñion amiga y mucho menos un vino. Entre dos certezas y abundantes dudas, te espero en un rincón en el que nunca estuve, con un miedo latente y la posibilidad existente de que en lo que elija puedo llegar a fallar, porque nunca supe que quizás la riqueza está en el intentar, y después de tanto fracasar una queda vacia de inventos, desponjandome de los lamentos que lo único que intentan en hacerme callar.
aprender a no mentirse a uno mismo..
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1 comentario:
Me encanta :) y con blues de fondo queda barbaro ;)
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