Ay por favor, que rídiculo, que ilusa, que imberbe, que inmadura la sola idea de dejar pasar el tiempo, de que esto se estanque y finalmente se pudra sin sentir resentimientos, que no queme este río de agua salada, que no deje correr libres sin ataduras y que por una vez y sin ninguna duda, volvamos a nuestros caminos sin mirar atrás. Porque yo se lo que nos pasa, eso que nos hace tan diferentes, es la sola idea de acabar entre ideales tan presentes, que a vos te obliga a jugar al juego siniestro de la estafa y yo me entrego como ficha sin valor, y entre vuelta y vuelta de ruleta, lo primero a perder fue nuestro pudor. Mareada entre el cinisimo de no querer ver la realidad, me enfrento a tu sonrisa, que apagada y repleta de artemisas, me inventa un juego sin reglas, me pinta cuadros sin colores, me presta labios sin sabores. Yo no quiero esto, ni con vos ni con nadie, dejemos tanta barbarie y apliquemos a la verdad una pizca de coraje, que tanto parecias tenerlo una noche de algún invierno, cuando simulabas que nada terminaría entre todo este estropaje. Hoy nos volvemos dos desconocidos, con cicatrices de caricias y besos recorridos, dos o tres inventos bien creidos, una disculpa que parece no querer arribar. Me largo, me olvido, me desespero y no te veo ¿ya conseguiste lo cometido? ahora bienvenido al mundo de los nunca acogidos, de los ya decepcionados, de los nunca confiados y sólo te restan un par de palabras, una verdad no tergiversada, un poco más de hombría y talento para producir mentiras, sutileza a la hora de querer amar y muy poco lamento si pensas en volver a hablar, que esta boca ya se cansa, que para estos oídos no alcanza, que ninguna parte de mi cuerpo puede volver a soportar la desdicha de tu ironía, los relámpagos entre poca valentía, este achaque constante a los sesos y las alas rotas de los antiguos sucesos.

¿cuando conocer el limite, cuando decir "no va más"?