miércoles, 26 de enero de 2011

Es que ni la lluvia desgarra estos pensamientos ya rotos y los induce al caudal de su río. Se torna violento para mi paciencia, se apaga la vivencia, y solo nos quedan ya sabidas frutradas evidencias. Voltea, arranquemos juntos con ambas manos esta página prohibida que el tiempo parece querer retornar, no nos preocupemos de esta realidad a decorar, nos dividen unos pasos y unos cuantos errores, nos falta investigar si fuimos mejores. Perdidos jamás, encontrados quizás, solos en una crónica de camioneta, en una pared y puerta que insistió por cerrar, lo malo de todo esto es, probablemente, la costumbre a errar ¿Somos grandes para jugar? ¿Dónde se puede dejar esta incertidumbre que se acomoda en todos mis rincones y se hace notar? Va tejiendo telarañas y se consume todo en esto llamado hogar. No faltan los ecos y sermones que hasta yo misma suelo inventar. Es que ya no distingo entre derecho y revés, sal y azúcar me juegan un veo veo que ves, sol y luna dejaron de coquetearse y el mar decidió ya no besar al cielo, solo frío se siente, solo eso sin saber quien soy. Será cuestión de permanecer quietita, continuar el balanceo entre un cuerpo abrazado a sus rodillas, cerrar los ojos y recordar, recordar aquellos días donde todo parecia bastante perfecto y sin cuentas que saldar.


(un viejo arcoiris que amenza con desteñirse)

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