jueves, 17 de junio de 2010


Y cuando menos lo pensas te pasaste de esa estación donde debías bajar, colgada de la luna de humo que la chispa de un recuerdo dejó sin importar si volver atrás te genera malestar. Señoras y Señores, yo deseo vivir olvidando que morir en cada recuerdo, volver a sentir el frío del alejamiento, la bronca de no haberse detenido sólo un momento, estamparte el sopapo cuando más lo merecías. No hay un puto rincón en la ciudad donde ser libre, donde un par de colores que desentonen por fin combinen, donde éstas lágrimas de sal endulcen la posión del encanto, donde ser una hoja en blanco y los crayones dibujen un minúsculo final feliz, un hermoso cartel de llegada, una largada más alentadora. Borremos todas las fragancias, las texturas, las superficies, pensá como sería querer volar si soy yo la que te tiene desde el piso, ahora solta tus manitos de mis tobillos, esto se terminó y eso quisimos los dos.

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