
una mirada que penetra el cráneo y se derrite en su frente, el recuerdo de un susurro en el oído, el cosquilleo posterior a un beso, una brisa de calor en el hombro que acarició; y se viste sólo de imágenes, con aroma a cesped y algo de veredas; te espera en la misma esquina, a una hora similar, con la mirada medio perdida y preguntándose si estará mal, si se equivocó o si sólo se asustó..
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